Historias bellas de perros fieles

Desde Micompi, vamos a contarles algunas de las historias más bellas que jamás habrás leído entre un perro y su amo. Muchas personas piensan que los perros son sólo animales de compañía, pero… ¿Y si fueran más que eso? ¿Y si a veces razonaran como personas?

Seguro que todos hemos escuchado en alguna ocasión esas historias que hablan de la especial devoción y sensibilidad que tienen hacia sus dueños, de ese sentimiento de fidelidad que, en algunos casos, les lleva a permanecer en la puerta de un hospital por la que su amo desapareció hace ya muchos años. O sobre la tumba en la que descansa su dueño.

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Podríamos decir que tienen como un “sexto sentido”. Sino fijaros en Bobby, el terrier de un policía de la ciudad de Edimburgo llamado John Gray. Cuando muere su dueño dperros-fieles-2e una tuberculosis repentina, Bobby, además de estar siempre presente durante el funeral y seguir el cortejo hasta el cementerio, pasó el resto de los 14 años que le quedaban de vida montando guardia sobre la tumba de su fallecido amo, retirándose, sólo y exclusivamente para beber y conseguir comida, o cuando la nieve le impedía permanecer en el lugar. La fidelidad de Bobby caló tanto en los ciudadanos escoceses que al morir en 1872 sobre la tumba de su amo y no poder ser enterrado en el cementerio, la gente del lugar se reunió para construirle una estatua en su honor mirando, curiosamente, hacia la tumba de John Gray.
Pero no es necesario fijar la vista fuera de España para escuchar casos realmente increíbles. En Cádiz tenplaca caneloemos la historia de Canelo, un fiel amigo que acompañaba a su amo una vez a la semana al Hospital Puerta de Mar, ya que debido a complicaciones renales el hombre se sometía a tratamientos de diálisis. Un día el hombre sufrió una complicación en medio de su tratamiento, los médicos no pudieron superarla y este falleció en el hospital. Mientras tanto Canelo como siempre, seguía esperando la salida de su dueño tumbado junto a la puerta del centro de salud. Pero su dueño nunca salió. Permaneció allí sentado durante 12 años esperando a su amigo para volver a casa. La historia de Canelo fue muy conocida en toda la ciudad de Cádiz, y sus ciudadanos, en reconcomiendo a la lealtad de éste, pusieron su nombre a una calle y una placa en su honor.

Pero Bobby y Canelo no son los únicos casos de perros cariñosos y con lealtad y dedicación hacia sus dueños, también tenemos los casos de Collie, Clara, Fido, Hachiko o Gaucho, quienes durante meses y años custodiaron la sepultura de sus dueños hasta el fin de sus días.
Y es que a nuestros perros no les importa si hoy somos reyes y mañana mendigos, ellos siempre serán nuestros mejores amigos.